Hace unos 5 años comencé a compartir mi fitness journey en Instagram comparando el ‘antes y después’ de mi cuerpo a través de fotos en calzones. Me sentía orgullosa de mi progreso y de estar haciendo algo por mejorar mi salud. También reconozco que detrás de eso vivía este extraño sentimiento de ‘poder hacerlo’ porque mi cuerpo ya era ‘más agradable a la vista’.
En otras palabras: si estoy ‘mejorando’ me es permitido exponer mi cuerpo en ropa interior. Porque es algo así: mucha gente quiere ver historias de “éxito” en internet cuando se trata del aspecto físico; un triste antes y un maravilloso después.
Luego, la vida sucedió. Mi alimentación cambiaba, mi estilo de vida, mis intereses y gustos, mis hábitos, mi cuerpo. Más gordo, más delgado, más fuerte, más suave. Pero los calzones no se fueron a ninguna parte.
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“Pero, ¿no te parece innecesario subir fotos en calzones?”
¿Innecesario para quién?
Tal vez sería verdaderamente innecesario compartir esas fotos buscando algo más que el poder personal que obtengo de ellas.
Te cuento.
Por años creí que mis formas y mi tamaño me hacían indeseable ¡porque por supuesto que sólo tenemos este cuerpo para complacer los ojos y deseos de los hombres! Hasta que cierto día mágico entendí que no era así. Mi cuerpo era mío para hacer con él lo que quisiera, y elegí compartirlo a mi manera para empoderarme y sacarle el dedo del medio a los estándares de belleza.
¿Que cómo me ha ‘servido’ subir fotos en calzones?
Primero, a minimizar mis complejos físicos. Dice esta frase que seguro leí en Pinterest, que una vez que aceptas tus “defectos” nadie puede usarlos en tu contra. Vaya que es cierto; y cuando digo NADIE, me refiero a que si dejo de resistirme a lo que soy y emplear energía en odiarme, lo que “no me gusta” de mí pierde todo peso y libera espacio para lo que sí que importa: AMARME.
Inspirar auto confianza en otras mujeres. Que admito, no era la razón inicial por la que hice esto, pero pasó. Viéndolo objetivamente, me convertí en la persona que necesitaba cuando buscaba desesperadamente a alguien me ‘salvara’ de mí misma.
El amor de mí para mí comenzó de alguna manera a mover el proceso de amor al propio cuerpo para más mujeres. Y poder servir al servirme a mí, es mucho más de lo que alguna vez pensé en alcanzar en calzones.
Inclusión.
Regresando a esa Zazil adolescente necesitada de identificación, diré que hasta hoy mantengo en un espacio muy especial de mi corazón a esas marcas y publicaciones que hace más de 8 o 10 años comenzaron a hablar sobre “belleza real, curvas y tallas extra”, pues abrieron la puerta a todo el movimiento body positive que llegó posteriormente a inundar (afortunadamente) las redes sociales.
Y no se trataba sólo de la visibilidad ‘plus size’, pero de este statement que dejaba muy claro que los cuerpos no representados suficientemente, se vieran de la forma que sea, ya no iban a vivir más en la sombra. Yo quería ser parte de eso.
Compartir mis propias fotos, alzar mi voz y colaborar con marcas como Aerie, me hace bien A MÍ y eso ya es suficiente. Incluirme y darme validación es el inicio, y es también mi propuesta para mujeres que están en el camino de aceptar y amar sus cuerpos; lo demás llega sólo: amor atrae más amor.
“¿Órale, entonces tengo que exponerme en calzones para ser parte del mame del amor propio?”
Sé lo que tal vez pudieras estar pensando; y no, queridx, tu hermoso cuerpo en calzones circulando por Instagram no es requisito para entrar en el mundo BoPo (Body Positive).
Creo que se trata de ‘rendirte’ ante tu yo auténtico. Dejar de luchar y entonces hacer con tu cuerpo lo que se sienta bien para ti. Sobre todo, DISFRUTAR el proceso, porque al final será la bonita historia que tendrás para atesorar o compartir si así lo deseas de la forma que elijas. Calzones, en mi caso.
“Bueno, ok, la neta sí quiero subir mis fotos en tanga, pero me aterran los comentarios negativos, ¿qué se supone que haga con eso?”.
Por las razones que sea, siempre habrá alguien que se sentirá incómodo con la desnudez, los calzones, los trajes de baño, con las mujeres que se tapan demasiado, con las ruidosas, con las calladas, las altas, las bajas, las morenas, las blancas, las que aman las redes sociales, las que se mantienen alejadas de ellas, las que tienen una opinión fuerte y las que cambian de parecer todos los días.
¿Se entiende ya?
A algunos ningún chile les embona, y claro que puedes esperar comentarios desagradables sobre tu cuerpo, y claro que te va a doler, y claro que vas a bajar la foto. Pero, ¿sabes qué? Nada ni nadie tiene poder sobre ti y lo que elijas hacer con tu cuerpo; y deberás preguntarte ahora: ¿cómo me sirve de forma positiva mostrarme para mí?
Si tu respuestas es genuina, actúa con base en eso. Y repito con edición personal: una vez que aceptas quién eres, nadie puede usarte en tu contra.