Mamás y papás LGBT: las posibilidades de la familia en la diversidad en México

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Foto. Rawpixel

Parte I – Sandra, Gloria y F.

Sandra y Gloria se conocieron en enero y para septiembre ya estaban enamoradas. “Al principio Gloria no me caía muy bien”, cuenta Sandra y me explica que F, su hija biológica, siempre ha sido parte de la historia: “fue hasta a nuestra primera cita” y en ese momento ella tenía 4 o 5 años. De eso hace poco más de 10 años.

Sandra y el papá de F eran amigos y vivieron varios años juntos antes de separarse y de que cada uno encontrara una nueva pareja. En el caso de Sandra, fue una mujer.

Ahora F tiene tres mamás y un papá en su vida, y cada uno de lxs involucradxs tiene un papel importante en el cuidado de la pequeña.

Como F es producto de una relación heterosexual, procesos legales como el registro no han sido complicados, y cuando quisieron asegurarse bajo el IMSS de Gloria, tampoco hubo obstáculos.

Tal vez lo más fácil de estar en una relación con un hombre era que había “menos miradas”, dice Sandra, quien está convencida de que las generaciones más jóvenes están mucho más acostumbradas a la diversidad y por lo tanto, ve que las cosas están cambiando.

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Ilustraciones. Rawpixel

“Para mis papás es más una lucha (…), les cuesta romper con el binarismo, buscan encontrar siempre similitudes con las parejas hetero”. Cuando Gloria y F tuvieron que pasar una temporada en casa de los papás de Sandra, por una reconstrucción en su hogar, fue un momento de aprendizaje y reconstrucción para todxs.

El papá de Sandra insistía en que Gloria debía estar sentada mientras Sandra la atendía. Así fueron las dos primeras semanas bajo estas nuevas reglas. Como Gloria sale a trabajar temprano, se entendía que Sandra debía tener listo el desayuno, cambiando así la dinámica a la que ellas estaban acostumbradas. En su casa, Gloria dejaba listo el desayuno porque es la primera en despertarse. “La realidad es que aquí los roles típicos de género no aplican”, dice Sandra.

Una de sus fuentes de apoyo más grandes ha sido de una Red de Madres Lesbianas: por un lado les ha dado amigas dentro y fuera de la ciudad, y por otro tienen apoyo e información disponibles para los procesos que viven, comparten experiencias de maternidad que no son visibles de forma masiva y que por lo tanto no es tan sencillo identificar.

Parte II – La Suprema Corte de Justicia de la Nación

Después de que la SCJN emitiera cinco sentencias a favor de parejas del mismo sexo, de distintos lugares del país, que querían tener una familia (ya fuera por adopción o tratamientos de reproducción asistida entre 2012 y 2015), decidió posicionarse al respecto y a finales de enero de 2017 aceptó que la SCJN “entiende que la vida familiar entre personas del mismo sexo no se limita únicamente a la vida en pareja, sino que puede extenderse a la procreación y a la crianza de niños y niñas según la decisión de los padres”.

Esto implica que ninguna pareja, incluso del mismo sexo, que desee formar una familia con hijos podrá verse limitada ante ninguna instancia.

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Parte III – Kalyan

“Quizá hay algo en ella que la lleva a reconocerme sin recordarme, los primeros tres años de la vida son muy importantes”, escribe sobre su hija, Kalyan, quien se identifica como un hombre trans.

Kalyan me había platicado que después de separarse de su pareja –una mujer que actualmente está casada con un hombre– no había podido ver a su hija durante tres años, pero está convencido de que los lazos que habían formado no se rompen.

El proceso legal para tener derecho a convivir con su hija ha sido largo y lleno de trabas, “El juzgado nunca me negó, pero tampoco me decretó, las convivencias: buscaron mil pretextos para retrasar la sentencia”. Como no es custodia compartida, sus derechos en este caso son mucho más básicos: “es justo eso”, explica, “lo que su nombre dice: no perder el contacto.”

Kalyan vive y trabaja a más de 200 kilómetros de distancia de su hija, aun así viaja los fines de semana que le corresponden para poder convivir con ella. Aún con esto, el obstáculo más grande que ha enfrentado cree que son los grupos ultraconservadores de Jalisco. Así lo ve también en el país. Estos grupos quieren “frenar el avance en el reconocimiento de los derechos familiares más básicos de las personas del colectivo LGBT+, porque esta presión hizo que muchos juzgados y registros civiles ralentizaran trámites y juicios que involucraban orientaciones sexoafectivas diversas e identidad de género”.

Después de varios meses de sentir que sus abogados no lo representaban adecuadamente, decidió hacerlo él mismo.

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Cuando Kalyan decidió casarse con su entonces pareja y registrar a su hija, se apoyaron en la Red de Madres Lesbianas y abogadas como Aleh Ordoñez (LEDESER), que lxs orientaron durante el proceso. “Sin estos contratos, yo en este momento mucho menos habría podido lograr lo que después de estos tres años alcancé”, indica Kalyan. A larga distancia, otras madres del grupo también le daban asesoría y apoyo que siente como invaluable. La Red actualmente está formada por más de dos mil familias lesbomaternales.

“Definitivamente sí creo que como transexual es mucho más difícil todo, hay unos prejuicios enormes por parte de la sociedad, más grandes que los que actualmente manifiestan hacia los gays y lesbianas, yo decidí ser una persona visible, y eso también tiene un costo. Pero es un costo que estoy pagando para que a otros ya no les toque el mismo camino de subida que me tocó a mí”, cuenta Kalyan, “Esta lucha, definitivamente, espero que no solo abra camino para mi hija y para mí, sino para la protección de muchas más familias que se ven y se verán en esta situación”.

Parte IV – Lili y Brenda

A Lili y Brenda solo les falta la ceremonia bonita, dicen. Cuando se casaron hace un año y medio lo tuvieron que hacer en la Ciudad de México, a pesar de que ninguna de ellas quería casarse ahí, pero legalmente era más sencillo, sobre todo porque sabían que querían tener hijxs.

Ellas se conocieron hace ocho años en internet, al mes de estar platicando se vieron en persona por primera vez y dos meses más tarde estaban viviendo juntas en Celaya, “nos extrañábamos mucho”, dice Brenda.

Cuando decidieron que querían tener hijxs se dieron cuenta de que no había mucha información disponible y existía el temor de ser rechazadas por los médicos, a otra pareja de amigas ya les había pasado. Pero en Celaya encontraron un médico en reproducción asistida que quiso hacer este proceso con ellas y, al primer intento, funcionó. Ahora tienen una bebé de un año y medio.

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Lili, Brenda y su bebé viven la rutina de cualquier pareja que acaba de tener un bebé. Ambas intentaron seguir trabajando normalmente en cuanto pudieron, pero decidieron después de un tiempo que Lili se daría unos meses de descanso para pasar más tiempo en casa con su hija. “Fue complicado, pero optamos por tener más tiempo de calidad”. Como cualquier familia, los fines de semana les gusta salir a comer, ir al parque y viajar cuando pueden.

En estos meses inscribieron sin mayor problema a su bebé en la guardería y hasta la bautizaron, porque Lili es católica. Y si bien parece que no han tenido obstáculos mayores, ellas explican que los trámites han sido largos, la paciencia ha sido clave en esto, aunque a veces es cansado y desgastante.

Constantemente tienen que explicar quiénes son y cómo está formada su familia. “La gente alrededor no lo acepta, pero tienes que platicar con ellos, ven a la niña y la ven bien, y eso es lo más importante. Somos una familia normal y lo ven”, explica Brenda. “Lo toman como lo que somos, una familia que se ama, y eso cambia las cosas”, agrega Lili.

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También ha habido momentos que han tomado con humor. Por ejemplo, cuando fueron a la guardería y la secretaria del lugar pensó que se había equivocado con el nombre de la mamá, antes de entender que la niña tenía dos mamás.

Para ellas la Red de Madres Lesbianas también fue un acompañamiento importante cuando estaban investigando sobre reproducción asistida y les gustaría que la información estuviera más disponible, aunque entienden que ahora ellas están abriendo el camino para que más adelante no sea tan complicado.

Hace unas semanas fueron a la boda de dos amigas que se ampararon en Guanajuato, “y hasta en el periódico salimos”, cuentan riendo. El camino a la completa igualdad y respeto en México, avanza, pero es aún un trabajo en construcción.

 

Agradecimientos especiales a las familias que participaron, Aleh Ordoñez, Ledeser, Francisco Robledo y Matrimonios LGBT por el apoyo en la realización de este texto.

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