Una reflexión necesaria en este mes del Orgullo tiene que ver con algo que para muchxs es algo cotidiano y hasta un poco frívolo, pero para ciertas partes de la población LGBTQ+ es vital: la moda.
El concepto de género neutro existe para definir ciertas cosas, pero las identidades y expresiones de género fluido, genderqueer o trans son muy reales y esto, en 2018, es más complejo y profundo. Tanto, que un discurso que distinga “cosas de niños o niñas” suele ser muy reductivo.
La importancia de reconocer la expresión de género como un elemento externo y divorciado de la orientación sexual e identificación de género es muy importante para entender el abanico de diversidad que se vive constantemente como parte de la comunidad LGBTQ+.
Moda sin género binario
Qué es el género, cómo obtenemos uno y cómo se vive en cada persona es algo fluido, cambiante y en constante redefinición. Este cambio de actitud en cuanto a los estereotipos culturales que nos formaron en occidente se está reflejando en la creación, popularización y preferencia de unas marcas sobre otras en mercados de moda específicos, los cuales comienzan a ofrecer opciones de ropa sin referentes binarios de género.
Como fuerza de mercado, quienes pertenecemos a la comunidad LGBTQ+ somos conocidxs bajo el concepto “pink money”, que existe gracias al empuje que puede ejercer la comunidad sobre marcas de todo tipo de bienes y servicios. Esta influencia es relevante y ha sido estimada en billones.
Ya que en otras plataformas nuestras voces son no bienvenidas, al menos podemos ejercer presión en áreas que sí tenemos a la mano: nuestras carteras y la forma en cómo gastamos (y en qué) nuestro dinero.
Otro tipo de lencería
Cuando pensamos en lencería y ropa interior, inmediatamente nos vienen a la mente escenas de encajes, telas transparentes y cortes muy sexualizados, pero no debería ser así. Por muchas décadas, la imagen que marcas dedicadas al segmento explotaban estaba en relación a cómo y qué tanto su producto enfatiza tu sensualidad (en el caso de las mujeres) y tu masculinidad (en el caso de los hombres).
Una marca que ofrece ropa interior sin una marca de género obvia, es a veces demasiado pedir, pero para TomboyX es su filosofía de servicio, porque ¡sorpresa! existe todo un mercado de personas tomboy, genderqueer y trans que también necesitan vestir sus cuerpos en transición o durante etapas de experimentación y no disfrutan de perforarse el pecho con una varilla.
En búsqueda de comodidad
La mayoría de las personas que utilizamos brassier lo único que queremos es soporte y comodidad, además de telas que no nos ahoguen, nos hagan sudar o se noten debajo de cualquier prenda que portemos, y esto es algo que cada día es más innegable.
El negocio de la ropa interior de género neutro está explotando en Estados Unidos, donde marcas tradicionales como Victoria’s Secret, la más reconocida de lencería para mujeres, han visto bajar sus ventas estrepitosamente, en parte porque la ideología de su marca –que la ropa interior existe para estimular al sexo opuesto– ya no es una idea que resuene tanto con las mujeres jóvenes.
Otras marcas, como MeUndies y Tommy John, también incluyen en sus catálogos prendas sin género determinado.
Mujeres Tomboy. Personas no binarias.
Wildfang es una de las primeras marcas pensadas, mercadeadas y concebidas como de género neutro que ofrecen ropa para personas que no se identifican con el binarismo de género. Fundada por dos ex ejecutivas de Nike, su catálogo incluye prendas que tienden a lo tradicionalmente masculino sin abandonar slogans feministas y coloridos estampados.
Sus más asiduas fans son Evan Rachel Wood, Janelle Monae, Tegan y Sara Quin y Kate Moennig. La marca además es reaccionariamente política, contribuyendo a causas feministas, raciales y de inclusión queer en todos los espacios de la moda.
Sus prendas existen en múltiples tallas y se dedican a romper las reglas de lo que la ropa puede ser y significar para las personas que la portan, siempre pensando en formar comunidad a través de donaciones a organizaciones no gubernamentales y múltiples esfuerzos de recaudación de fondos.
Otra marca que se especializa en prendas de género fluido es The Phluid Project; donde destacan los cortes afeminados de clásicas siluetas masculinas que pueden usarse por personas de cualquier género.
Que exista ropa no clasificada en cosas rosas y azules, sino que permita apropiar, disfrutar y celebrar las áreas grises (o más coloridas) del arcoíris de nuestras identidades, es empoderante para personas de la comunidad no binarix, genderqueer y trans por igual, permitiendo proyectar sus personalidades y celebrar su cuerpo como decidan hacerlo.
Los jóvenes de hoy estamos dejando atrás las funciones y estructuras tradicionales que limitaron las generaciones anteriores. Estamos eligiendo vivir una vida más libre y más autoexpresiva a través de la comprensión intuitiva de la identidad y requerimos espacios seguros para nutrir y fomentar la individualidad. En definitiva, no todxs nacimos para ser princesas, ni nos interesa intentarlo. Ser humanos es más lo nuestro.