Fotografías por Dwam
La primera vez que vi a Lina Bembe fue en una de las películas de la serie XConfessions de Erika Lust y recuerdo haberme sorprendido al enterarme de que era mexicana. Curiosa como soy, quería saber cómo una chica con un título en Relaciones Internacionales viviendo en Berlín, había terminado estelarizando películas de una de las directoras de porno alternativo más reconocidas.
Lina Bembe no es la «típica» actriz porno. No es el cliché de la rubia exuberante con implantes en los senos y lencería provocadora… y no tiene por qué serlo, ya que la sexualidad que busca proyectar es una más apegada a la realidad.
Platiqué con ella vía Skype sobre su llegada al mundo de la pornografía alternativa, su vida en Berlín y los prejuicios que ha tenido que enfrentar por expresar su sexualidad frente a la cámara.
Estudiaste Relaciones Internacionales, ¿en qué momento iniciaste en la industria del porno?
Creo que realmente nadie –o son muy pocas las personas– que dicen “Ay, yo de grande quiero ser actriz porno”. Más bien fue a raíz de que me mudé a Berlín y vi que había espacios más visibles donde se podía ver pornografía alternativa. Recuerdo que al llegar, lo primero que hice con mi tiempo libre fue ir a ver una proyección de porno y me gustó mucho. Quedé encantada al descubrir otras formas de ver y hacer pornografía.
Y, bueno, tiempo después cuando estaba en una situación en la que en términos laborales no tenía el trabajo más fregón de la vida y tenía suficiente tiempo para plantearme otras cosas, se me ocurrió. Dije, ¿por qué no hago porno? No fue una decisión que me haya tomado mucho tiempo pensar o que haya hecho de manera muy racional, simplemente un día se me prendió el foco.
¿Y cómo diste ese primer paso?
En Berlín hay un festival anual de cine porno que lleva como 12 años haciéndose. Este festival busca proyectar películas y trabajos que forman parte de una diversidad pornográfica, no solo lo típico que se ve en los tubesites.
Gracias a eso me fui enterando de directoras que hacían un trabajo que me parecía interesante, y lo que hice fue básicamente mandarles un mail y, pues ya, lo siguiente fue tomarnos un café juntas y tiempo después ya estaba rodando con ellas.
No fue algo muy difícil, creo que porque precisamente en Berlín está este espacio muy visible y abierto para la pornografía. Mucha gente ha trabajado durante años para ponerlo y mantenerlo ahí, lo que hace ese tipo de conexiones relativamente fáciles
¿Cómo fue tu primera película? ¿Estabas nerviosa?
Fue con una directora que ya se retiró y fue un rodaje muy sencillo en un departamento. Estaba súper nerviosa. Me acuerdo que la noche anterior no dormí casi nada, porque además iba a ser con un actor que ya tenía experiencia en la industria, entonces yo pensaba ‘Ok, me va a tocar mi primer rodaje con un profesional’ y pues tenía un montón de dudas al respecto, como si iba a poder hacerlo, qué iba a pasar, etc.
Al día siguiente fui al depa y había dos personas en cámara, la directora, el chico y yo, y fue la cosa más sencilla del mundo. No sé, me adapté muy fácil y muy rápido.
Recuerdo que al final del día estaba súper contenta, muy emocionada. Me despedí de todos y cuando iba camino a mi casa lloraba de felicidad. Confirmé que mi instinto estaba bien porque sentí que hice algo que, al menos para mí, fue importante.
Su tuvieras que explicarle a alguien el tipo de porno que haces, ¿qué le dirías?
Pues creo que incluso dentro de la pornografía alternativa no existe solo un estilo, son más bien pornografías alternativas. Lo que yo he hecho hasta ahora va en el rango de pornografía amateur feminista, que se refiere a pornografía comercial con un toque más enfocado al placer de la mujer y a mostrar a las chicas de manera más diversa en términos de estándares de belleza. También en términos de placer, las cosas que hacemos son más naturales y de acuerdo al placer que realmente sentimos.
¿Cuando grabas una peli porno el placer es real?
En toda la pornografía va a haber tanto placer real como actuación, creo que es algo bastante válido.
Cuando vas al cine y ves El silencio de los inocentes, por ejemplo, no crees que Anthony Hopkins en verdad sea un psicópata caníbal, pero te gusta la película porque el tipo sabe actuar y le dio un carácter muy especial a su personaje. Con el porno es lo mismo, es un performance y a veces el placer, los orgasmos y la química entre los actores es real y a veces no lo es, pero lo importante es que tú puedas proyectar las emociones que quieras darle a tu trabajo y transmitirlo a quien esté viendo.
Para mí no existe una gran diferencia y creo que es muy válido fingir un orgasmo, obviamente si todo es real la pasas mucho mejor, pero si no, no significa que hayas hecho un mal trabajo o que la película sea mala.
¿Cómo delimitas qué cosas sí quieres hacer en set y cuáles no?
De las cosas que más me han gustado del porno, y que es algo que también he aprendido a aplicar en mi vida personal, es que siempre tienes que ser muy clara contigo misma sobre qué clase de actos harías y cuáles no, dónde están tus límites. Porque si hablas de hacer porno no puedes decir que haces cualquier cosa. Cualquier cosa puede ser desde una masturbación o una escena hetero súper suave en misionero sobre una cama de rosas, pero también pueden ser escenas bastante fuertes como gang bangs o dobles penetraciones, entonces obviamente el espectro es grandísimo.
En todo porno que se digne de tener los mínimos estándares éticos –sea mainstream o alternativo– los actores saben muy bien cuáles son sus límites y siempre acuerdan antes de rodar qué tipo de cosas se van a hacer y cuáles no.
¿Se puede vivir de la pornografía? ¿Cuánto se gana?
Creo que nadie, absolutamente nadie, que está dentro de esta industria vive solo del porno. Las condiciones son muy difíciles. Si tienes una buena racha en la que ruedas mucho y puedes vivir enteramente de esto, esta suele durar muy poco…
Respecto al pago, todo depende del tipo de producción, porque obviamente hay productoras que hacen contenido más comercial y te pueden pagar hasta 600 euros por escena. Pero también hay gente que hace pornografía más artística, underground o incluso postporno y pueden pagarte muy poco –o nada– y terminan siendo por colaboración.
El ser actor o actriz porno es también buscarte la vida haciendo otro tipo de cosas que pueden estar o no relacionadas a la industria del sexo. Afortunadamente, durante los últimos meses yo he estado rodando porno y el resto de mi trabajo está relacionado con sexualidad y feminismo.
Colaboro en un podcast que se llama The Ersties Podcast, en donde discutimos temas sobre sexualidad, feminismo y pornografía. También estoy trabajando en un proyecto de educación sexual explicita que se llama The Sex School, en donde hablamos de temas de educación sexual, pero al mismo tiempo lo actuamos de manera explícita.
¡Woooooow! Cuéntanos más sobre The Sex School
En un inicio vamos a publicar un video al mes. Nuestro primer capítulo va a ser sobre tríos, porque ¿quién no tiene la fantasía de hacer un trío? Entonces abordamos qué tipo de cosas tienes que tener en cuenta sobre salud sexual, qué hacer si sientes celos, cómo mantener una buena comunicación, qué cosas tienes que hacer en términos de consentimiento, etc.
Empezamos platicando sobre ese tipo de situaciones y ya después actuamos un caso en el que yo y otro actor –Parker Marx– somos una pareja y conocemos a otra persona y la invitamos casa, y una vez que estamos en casa los tres empezamos a coger y hablamos de las distintas situaciones que pueden darse en un encuentro como ese.
¿Ha cambiado tu forma de ver la sexualidad a raíz de este trabajo?
Sí, totalmente. Me ha ayudado a ser mucho más consciente con mi salud sexual. Obviamente por mi trabajo tengo que hacerme tests de manera regular, cosa que antes hacía cada… nunca, y es algo muy importante sin importar tu nivel de promiscuidad.
Otra cosa que ha cambiado es mi actitud a la hora de relacionarme con otras personas. Creo que tengo más claro cuáles son mis límites y eso me ha ayudado en relaciones de pareja –a nivel sentimental y a nivel sexual– porque me siento más segura de comunicarlo.
También me ha ayudado un montón con la imagen que tengo de mí misma y de mi cuerpo. Aprender a aceptarme y conocerme mejor y saber cómo funcionan mis placeres, así como a tener mucho menos miedo y vergüenza de explorarme a mí misma. De hecho, creo que en general a las mujeres casi nunca se nos anima a conocernos. No lo hacemos y si lo hacemos abiertamente se nos estigmatiza.
¿A que prejuicios crees que se enfrenta la gente que realiza porno?
Uno de ellos es que si haces porno es porque estás mal de la cabeza. Tiene que haber siempre un pasado tortuoso o una familia que haya abusado de ti… y la verdad es que yo he tenido una vida bastante normal y la gente que conozco también.
Otro es que si haces porno eres una ninfómana o desviada sexual, eso también es totalmente falso. La gente hace porno porque le gusta el sexo, pero eso no significa que por ello seas una persona promiscua y te vayas a acostar con cualquier persona. De hecho, hay quienes hacen porno y dicen que se han vuelto 300% más selectivos sobre a quién llevan a su cama.
También está el tema de que porque haces porno tienes un montón de enfermedades de transmisión sexual, pero yo creo que todos los trabajadores sexuales son mucho más responsables y conscientes de su salud sexual que personas que no pueden ni siquiera discutir el hacerse un test de ETS.
Actuaste en una película llamada Feminist & Submissive, ¿se puede ser feminista y sumisa a la vez?
Me parece que es lo más natural. Ser sumisa o ser dominante es simplemente una preferencia sexual.
Todos los discursos que tengan una prescripción sobre lo que tiene que hacer una mujer o lo que no tiene que hacer una mujer son, en sí mismos, machistas. A las mujeres les dicen “tienes que comportarte, tienes que estar calladita, tienes que verte bonita y decir lo que tu esposo te diga” y si una feminista te dice “tú no puedes hacer trabajo sexual, no puedes ser sumisa, tienes que ser dominante”. Es como otra cara de la misma moneda.
¿Cómo ves la industria del porno alternativo en México?
Desgraciadamente, por la situación que vivimos en México hay mucha gente que no se atreve a dar la cara abiertamente. Se entiende por las gravísimas consecuencias que eso puede tener para su vida personal, seguridad e integridad.
Hay mucha gente haciendo porno, más bien del tipo postporno, que yo lo entiendo como una manera de hacer pornografía mucho más radical y políticamente explicita. Eso me parece muy importante porque quiere decir que hay personas que están viviendo su sexualidad de manera diferente y quieren hacerlo más libre y abiertamente.
Incluso algo que no pasa aquí en Alemania es que dentro de un festival tan mainstream o institucional como el Festival Internacional de Guadalajara tienen una sección llamada Premio Maguey, que está dedicada al cine LGBT y en donde han abierto espacios para invitar a directores porno.
Este año estuvo Erika Lust y recibió un premio. El año pasado estuvo Bruce LaBruce que también recibió un premio.
Aquí en Europa no puedes meter la película de un director porno en un festival de ese estilo, está muy separado.
¿Qué te gustaría que la gente sepa sobre lo que haces?
Que hago lo que hago porque me gusta, porque creo que tiene un mensaje político muy importante y porque soy buena en esto; me funcionó mejor que cualquier otro trabajo “normal”. Creo que la única diferencia es que tenemos que dejar de ver el porno con el estigma con el que lo vemos y considerarlo un producto cultural muy importante, porque el porno es el reflejo de cómo vemos nuestra propia sexualidad.
Si tratamos el porno desde un enfoque estigmatizador, con vergüenza o como basura, estamos tratando nuestra propia sexualidad como basura.