Entre deportaciones y desapariciones: 3 mujeres muestran la dura realidad de las madres migrantes

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madres migrantes

Al lado del festejo, los abrazos, las flores y las reuniones por el Día de las Madres, existe otra realidad en México. Es la de las madres que fueron separadas de sus hijxs porque fueron deportadas de Estados Unidos o aquellas que no saben dónde están sus hijxs que intentaron ir a país del norte a buscar mejores oportunidades, pero ya no se sabe de su paradero.

De acuerdo con el Instituto para las Mujeres en la Migración, de enero a septiembre de 2016, 890 madres mexicanas fueron deportadas de Estados Unidos y obligadas a dejar a sus hijos e hijas en aquel país. Por si fuera poco, 80% de las mujeres que migran de Centroamérica a Estados Unidos son violadas en su tránsito por México, según reporta el Movimiento Migrante Mesoamericano.

Para recordarnos que existe esta otra realidad, la organización social Fondo Semillas lanzó una campaña con tres videos de mujeres inmersas en esta problemática.

Montserrat Galván: hace 5 años no ve a sus hijas

La campaña está compuesta por tres videos. El primero cuenta la historia de Monserrat Galván, perteneciente a la organización Dreamers’ Moms Tijuana, que migró a Estados Unidos y fue deportada teniendo que dejar en aquel país a sus hijas, a las cuales no ve hace cinco años. El segundo aborda el caso de la Caravana de Madres Centroamericanas, organizada por el Movimiento Migrante Centroamericano, que cada año viaja a México para buscar a sus hijas e hijos desaparecidos en su tránsito por nuestro país y que ha logrado 270 reencuentros.

Marta Sánchez Soler

“No hay peor tortura en esta vida, que no saber qué les pasó a tus hijos”, señaló Marta Sánchez Soler, coordinadora de la Caravana de Madres Migrantes. Sin embargo, a pesar de la crudeza de las dos historias, la campaña también muestra la resiliencia de estas madres, y su capacidad de convertirse de víctimas en guerreras, que no se rinden en su lucha por reencontrarse con sus hijxs.

Catalina

El tercer video cuenta la historia de Catalina, indígena tseltal y migrante interna hacia San Cristóbal de las Casas, y sus tres hijas. Consciente de que la tasa de analfabetismo entre los pueblos indígenas es cuatro veces más alta que el promedio nacional[4], Catalina ha apostado por que sus hijas estudien. Gracias a la educación que han recibido en la escuela «Código F» de la organización chiapaneca Melel Xojobal, que impulsa el liderazgo de las mujeres desde la infancia, Sacubel, una de las niñas, ha manifestado ya que desea ser presidenta de México.

Esperanza y trabajo

“Este 10 de mayo miles de madres mexicanas y centroamericanas no podrán celebrar junto a sus hijas e hijos. En Fondo Semillas sabemos que mientras siga habiendo mujeres que enfrentan día con día condiciones de pobreza y desigualdad, como las que retrata esta campaña, nuestro país no podrá avanzar. Por eso apoyamos a organizaciones como las tres que presentamos en esta campaña, que trabajan a diario para construir un país donde la justicia deje de ser un sueño y se convierta en una realidad”, señaló Laura García, directora ejecutiva de Fondo Semillas.

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