¿Por qué engañan los hombres y por qué lo hacen las mujeres? Los clichés nos han enseñado que ellos lo hacen solo por lujuria y ellas solo por amor. La realidad actual dista mucho de esa visión estigmatizada y nos ha llevado a darnos cuenta de que la infidelidad femenina ocurre en la misma cantidad de ocasiones que la masculina… y por las mismas razones.
Ese mundo oscuro de la infidelidad se ha vuelto atractivo para estudiarlo como fenómeno social. Algunas investigaciones indican que en la actualidad, la tasa de mujeres infieles ha aumentado un 40% desde los años 90, mientras que la de los hombres se mantiene. Tan solo en México, de acuerdo a un sondeo hecho por una plataforma en línea para ayudar a las relaciones extramaritales, se supo que un 44% de mujeres mexicanas ha sido infiel a su pareja.
La pregunta ahora es, ¿las mujeres son más infieles en la actualidad o es en esta época cuando se atreven a revelar que cometen infidelidades?
Como en Malvestida nos surgió esta duda, nos pusimos a investigar este fenómeno aparentemente en aumento.
Ese viejo cuento
La infidelidad ha existido desde que hay acuerdos de pareja, la propia definición lo indica (incumplimiento del compromiso de fidelidad o la falta de esta). Aunque no existe una fecha o periodo para ubicar su aparición, podemos darnos cuenta de lo viejo que este cuento si tomamos en cuenta que es uno de los pecados capitales. O sea, ya llovió.
En la época en la que lo común era que las mujeres pasaran el día entero en casa mientras los hombres salían a ¿cazar?, ¿trabajar?, ¿a la guerra?, ¿a ver a su otra familia?, algunas de ellas aprovechaban para ser infieles a sus esposos.
El hecho de ser infiel en épocas antiguas, además de ser PE-CA-DO, estaba estrechamente ligado a un acto lleno de vergüenza, es por eso que muchas de estas mujeres fueron duramente castigadas o tachadas por la sociedad como adúlteras (recuerdas cierto libro que habla de eso, ¿cierto?).
Por otro lado, las historias de varones infieles, desde tiempos de la antigua Grecia, eran aceptadas, practicadas y hasta contadas como odiseas. Desde entonces, no era nada nuevo que prevaleciera un doble estándar en cuanto a la visión de la infidelidad: mientras los hombres eran perdonados, las mujeres recibían reproches por cometer adulterio. Spoiler, sí hablábamos de la obra clásica ‘La Letra Escarlata’, en donde la historia de Hester Prynneque es un reflejo de lo que sigue sucediendo.
La infidelidad también evoluciona
Como un concepto cambiante, la infidelidad se ha modificado con el tiempo. Para el sexo femenino, la época de los 70 y el «boom» del despertar sexual junto con los anticonceptivos dio paso a que más mujeres buscarán satisfacer sus necesidades sexuales y tener los mismos derechos que los hombres.
Aún así, la infidelidad femenina sigue siendo considerada un tema tabú en la sociedad. Y aunque entre los hombres también, la carga social es mucho menor. Tanto que aún existen países donde la infidelidad femenina es un delito, mientras que la cometida por varones, no.
En un nuevo contexto, uno más abierto donde cada vez da menos vergüenza hablar de la sexualidad (y la infidelidad también va en ese paquete), más estudios han demostrado que la mujer ya no necesariamente tiende a engañar a su pareja por amor hacia otra persona –como anteriormente se creía–, sino que también lo hace por las mismas razones que eran atribuidas y aceptadas hacía el sexo masculino: por satisfacer deseos sexuales, aburrimiento en la vida conyugal, diversión, etc.
Más mujeres lo reconocen
La socióloga estadounidense Alicia Walker, quién se dedicó a estudiar este fenómeno para su libro, explica que el hecho de que hayan aumentado las cifras de infidelidad en mujeres se debe a que muchas mujeres antes no se atrevían a admitirlo y ahora empiezan a reconocerlo.
Un estudio hecho por el Instituto Francés de Opinión Pública (IFOP) concuerda con el dato obtenido por Walker. En 1970, solo un 10% de las mujeres reconocía el adulterio, para 2001 aumentó a un 24% y, a finales del 2016, más del 33% aceptó haber sido infiel.
Una de las conclusiones de los investigadores es que este incremento se debe, en gran medida, a que cada vez más mujeres hablan acerca de temas que antes no eran bien vistos. Con esta nueva «revolución femenina», el empoderamiento ha significado una pauta para que las mujeres disfruten de las mismas libertades que por años han tenido los hombres, en donde la imagen de la esposa sacrificada y engañada se ha acabado.
Una forma de satisfacer deseos
En los estudios vertidos en el libro ‘The State Of Affairs: Rethinking Infidelity’, Esther Perel descubrió que la infidelidad femenina puede estar relacionada con otros factores. Ella explica que cuando una mujer es infiel lo hace también por satisfacción y entonces evade lo que le demanda la sociedad; surge como pretexto de una búsqueda de autonomía, intensidad sexual y libertad. Es decir, que su engaño no está delimitado exclusivamente al terreno sexual sino que tiene múltiples facetas.
Una encuesta hecha por el sitio de citas Undercover Lover a mujeres que han engañado a su pareja, reveló que alrededor del 57% lo hizo porque creó un vínculo emocional y, a la vez, esto elevó su autoestima y valor como mujer con las personas que lo hicieron.
La mayoría de aquellas que lo hicieron confesó estar en una relación infeliz, donde se llegan a sentir menospreciadas, descuidadas o ignoradas. El ser infiel fue una forma de encontrar autoestima como individuo y no por las funciones que desempeña: mujer, novia, esposa.
¿Cómo lo hacen?
La infidelidad ha resultado también un negocio. La creación de sitios como Ashley Madison, Undercover Lover o Blendr han sabido utilizar el éxito la tecnología moderna para monetizar esta actividad humana.
Según el IFOP, un 42% de las mujeres infieles ha utilizado un servicio online o aplicación móvil para conocer gente con quién mantener una relación.
Y a pesar de que las mujeres pueden ser más listas a la hora de ocultar sus infidelidades, según explica el IFOP, la mayoría procura que estos encuentros no duren más de lo acordado, solo buscaban satisfacer sus necesidades con una pequeña aventura. A pesar de todo, los miedos siguen estando muy presentes y no son tan distintos a otras épocas en donde el principal temor eran las consecuencias que puedan causar en su familia al ser descubiertas.
Así que, lo siento, Hollywood, pero se ha demostrado que las mujeres son infieles no solo por amor o romance, sino que también engañan por la emoción, la pasión, la novedad y porque pueden hacerlo. Aunque sea solo cuestión de sexo, hay que reconocer que la monogamia puede resultar difícil para algunas personas, sin importar cuál sea su sexo o identidad de género.
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