Alan Balthazar llegó al Hospital General directo al área de urgencias. En un principio, los que lo atendieron le dijeron que no tenía nada, aunque él no se sentía bien. Sin embargo, en una segunda revisión médica, Alan comenzó a convulsionarse y tuvieron que realizarle una tomografía. Esta no era la primera vez que él buscó atención médica.
Quien conoció a Alan sabe que era una persona que difícilmente pasaba desapercibida: lo mismo pinchaba música con glitter en el pelo mientras chupaba un dildo que vestía con falda en los festivales de rock; su personalidad desinhibida llamaba la atención en la tienda de American Apparel donde trabajaba, lucía vistoso y activo en la comunidad drag en la Ciudad de México, era “actriz, artista, modelo, DJ y gran persona”, como lo describen sus amigos del sitio joterismo.com.
Las malas noticias llegaron a Alan Balthazar, quien ya estaba internado en el hospital de la colonia Doctores. Tras los estudios, resultó que el microorganismo sí estaba ahí. Lo que seguía ahora era atacarlo, pero la forma de hacerlo era con un medicamento llamado Albelcet (Amfotericina B), el cual no está disponible en esta instancia de la Secretaría de Salud y, por consiguiente, toca al paciente hacerse cargo de su tratamiento. Este cuesta entre 16,000 y 20,000 pesos por día, y Alan necesitaría entre 15 o 20 días de medicamento, o tal vez más.
Un ser único
Reconocido con una figura que ilumina las noches de diversión, Alan compartía parte de su vida en las redes sociales, muchas de ellas aluden a la moda, a la música, a la fiesta, a la comunidad LGBT y a la Ciudad de México, donde este chico nacido en Tamaulipas en 1988 decidió instalarse. Era querido y admirado.
De inmediato, sus amigos comenzaron a pedir el medicamento o ayuda económica para el financiamiento mediante las redes sociales. Se abrió una cuenta en Gofundme para recaudar dinero y así poder salvarlo, la meta era reunir 10,000 dólares. Aún con el tratamiento, por la cantidad de microorganismo que tenía alojado en el cerebro, era un caso complicado, pero no imposible.
“Hermana, nos enseñaste a vivir dignamente la disidencia y estar orgullosas de nuestra feminidad. Nos enseñaste a confrontar el racismo y el machismo en lo cotidiano. Tu memoria seguirá viva entre nosotras”, así lo recuerdan miembros de la comunidad LGBTQ y bugas que desde el fin de semana han escrito post en memoria de Alan.
Otros jóvenes creadores como Bárbara Sanchez-Kane (quien diseñó el vestuario de la obra ‘Fancy Lupe’, donde estuvo Alan) o la ilustradora Taquitojocoque también expresaron sus condolencias en redes sociales.
Según sus amigos, la infección consumió a Alan: “falleció el sábado 9 de septiembre, a las 6pm de una infección cerebral asociado con VIH/SIDA”, dice el texto en Gofundme. De acuerdo con un un especialista en el tema, la mortalidad sin tratamiento para este mal es de 70%, con el tratamiento ideal es de 20 a 30%. El medicamento para tratar estos casos es inexistente para el servicio de salud pública, la amfotericina deoxicolato cuesta alrededor de 30,000 por 14 días de tratamiento; la anfotericina liposomal tiene un costo de 4,000 pesos el ámpula con 50mg, es decir, ambas están fuera de las posibilidades económicas de gran parte de la población que la necesita.
Al día siguiente que Alan murió, hubo fiesta. Organizada en la colonia Roma, estaba planeada originalmente para conseguir el dinero para el medicamento y salvarlo, pero ahora lo recaudado tendrá otro fin. Con 4,232 mil dólares reunidos, en Gofundme se explica que la meta de llegar a los 10,000 dólares sigue: “Vamos a continuar juntando fondos para la familia, los gastos funerarios, y una donación a una organización de VIH/SIDA para que no perdamos más amigos por el estigma y el miedo”, explican en agradecimiento a los donadores.
Tristemente, no es un caso aislado
Alan no es el primer paciente que muere así. Todo los que han ingresado en el Hospital General este año con ese diagnóstico han muerto… ¿Y cuántos habrá en el resto del país que ven su fin a tan corta edad por falta de tratamiento? De acuerdo con un médico consultado por Malvestida, “no hay necesidad de llegar a ese punto de infección si se trata a tiempo, si se hace una prueba de VIH y se toman los antiretrovirales pertinentes”.
Desconocemos si Alan ya sabía que tenía VIH, pero lo cierto es que de haber recibido tratamiento antiretroviral en una etapa temprana, no hubiera desarrollado la infección en el cerebro. La esperanza de vida para una persona con virus de inmunodeficiencia humana es solo 10 años menos que la población en general, de ahí la importancia de hacerse, como recomiendan los médicos, cada año esta prueba, de ahí que un chico de 28 años con VIH no deba morir a esa edad.
Desde este sitio, compartimos el dolor por la partida anticipada de Alan Balthazar y los invitamos a todxs a que se hagan la prueba del VIH. En la Ciudad de México existe la Clínica Especializada Condesa y en los estados existen los Capasits, que se encuentra en diversos centros de salud. La atención es gratuita.