Hace algunos meses, aprovechando que tenía una mudanza en puerta, me entró una locura desmedida por deshacerme del exceso de cosas que tenía. Mi novio me contó sobre un podcast que escucha regularmente llamado The Minimalists (que también tiene un documental del mismo nombre en Netflix), en donde explican «cómo llevar una vida más significativa con menos», y decidí que quería intentarlo. Quería, al menos a mi manera, adoptar el minimalismo.
Y no, esta historia no termina conmigo convirtiéndose en Marie Kondo, pero al menos me sirvió para poner orden en un lugar en el que muchas mujeres a menudo tenemos caos: el closet.
Comencé por separar mi ropa, zapatos y accesorios en tres cajas. En la primera puse todo lo que me gustaba, pero ya no me quedaba, y esas cosas luego las subí a Trendier, una página para vender y comprar prendas y accesorios de segunda mano. En la segunda caja metí aquello que no me gustaba ni me quedaba, y luego la doné a una organización benéfica. Y la tercer caja, la de las cosas que me gustaban, me quedaban y quería conservar, pasó por una segunda revisión despiadada antes de regresar a mi armario con muchas, muchas menos prendas de las que tenía originalmente.
Decir que reduje mi closet a un 20% de lo que era no es una exageración, y esto me ha permitido definir aún más mi estilo personal, porque pude identificar cuáles son las prendas con las que realmente me siento cómoda. Otro factor es que he ahorrado dinero que antes gastaba en ropa (e incluso gané algo extra con las prendas que vendí en Trendier) y ya casi nunca me pasa eso de sentir que no tengo qué ponerme. Y digo «casi» porque hay días de caos emocional que tienen que ver más con lo que está adentro que con lo de afuera.
La realidad es que toda esta odisea minimalista no ha sido tan complicada como imaginé, y para mantener el orden he instaurado tres reglas importantes.
1. Entrada por salida.
Cada vez que algo nuevo entre a mi armario tiene que salir otra cosa, esto a fin de mantener un número reducido de prendas y accesorios y no terminar acumulando nuevamente.
Lo interesante de esta técnica es que cuando la pones en práctica entiendes que muchas veces compramos sólo por impulso o porque algo está barato. Por ejemplo, me ha pasado que quiero comprar un par de zapatos nuevos y cuando me obligo a pensar si estaría dispuesta a sacar algún par de los que ya tengo, me doy cuenta de que los zapatos de la tienda en realidad no me gustan tanto, o al menos no me gustan más que los que ya están en mi closet.
2. Regla de los 6 meses
La idea de tener un closet minimalista es que todas las prendas que tengas sean funcionales, así que cuando me doy cuenta de que algo lleva más de 6 meses arrumbado en mi cajón es momento de cambiarlo. Ojo, no estoy hablando de prendas de temporada, como un abrigo de peluche (que obviamente guardas durante todo el verano) o un vestido de gala que quizá utilizas sólo una vez al año, sino de las prendas del día a día.
3. Calidad sobre cantidad
Ésta es una de las más difíciles, porque no podemos negar lo convenientes que son las tiendas de fast fashion. Sin embargo, si algo he descubierto es que vale la pena invertir en prendas y accesorios de buena calidad, sobre todo en aquellas que son piezas clave de tu estilo. Por ejemplo, para mí son las botas, y lo que me pasaba cada vez que compraba unas en alguna tienda de fast fashion es que terminaba por destrozarlas a los dos meses. DESTROZARLAS. Así que ahora trato de apostar por marcas de manufactura artesanal, hechas en México y que, siendo honestas, tampoco representan una diferencia abismal de precio a unas de Zara, por poner un ejemplo.
Esto no se trata de que jamás compres en H&M, Forever 21 o Zara, pero sí de hacer compras más inteligentes. Lo que me ha ayudado es un consejo que me dio alguna vez una asesora de imagen personal: «Arma tu closet de tal forma que el 70% sean prendas básicas y el 30% prendas de temporada», y es en ese 30% en el que permito jugar con ropa que quizá no tiene la mejor calidad, pero que sé que sólo usaré una temporada.
Si quieres saber más sobre el movimiento minimalista te recomiendo muchísimo ver el documental de The Minimalists o leer alguno de los libros de Marie Kondo, que tienen consejos prácticos sobre cómo desapegarnos de los objetos materiales para lograr ser más felices con menos.