Así es como responden (o no) las universidades de México ante la violencia sexual

Si monitoreas constantemente las noticias internacionales, seguramente habrás leído sobre cómo en Estados Unidos el tema del acoso y la violencia sexual dentro de las universidades ha tomado notoriedad en los últimos años, ya que según cifras oficiales, anualmente una de cada cinco mujeres sufre algún tipo de abuso sexual en las facultades.

Está el caso de Emma Sulkowicz y su Mattress Performance (Carry That Weight), un proyecto de tesis en el que durante varios meses cargó un colchón de casi 23 kilos por los pasillos de la Universidad de Columbia, esto en señal de protesta después de que un alumno presuntamente abusara de ella y la universidad decidiera no tomar acciones contra él.

O el caso de la víctima de la universidad de Stanford y el atleta Brock Allen Turner, quien de los 14 años de prisión que pudo haber enfrentado por abusar de la estudiante mientras ésta estaba intoxicada, únicamente recibió 6 meses, después de que el juez considerara que un sentencia más larga podría haberlo “impactado severamente”.

¿Qué pasa en México?

En nuestro país, donde 63 de cada 100 mujeres ha experimentado al menos un acto de violencia, ¿qué pasa en las universidades?

En una nota de abril de 2016, el sitio Animal Político señaló que “En México existen al menos 32 universidades autónomas locales, una por cada entidad federativa, y sólo cuatro de ellas tienen un protocolo diseñado para la atención de hostigamiento y abuso sexual”. El problema se extiende también a las instituciones privadas. Así que si no tenemos universidades preparadas para atender este tipo de situaciones, ¿cómo hacerles frente?

Los casos en la UNAM

Recientemente, el sitio Emeequis publicó el adelanto de un reportaje en el que tres mujeres, Martha, Teresa Martínez y Laura Alvarado, hablan sobre su experiencia como víctimas de abuso sexual por parte de miembros de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“Se violenta a las mujeres porque se las considera menos, se las considera inferiores. Se las considera objetos”, se escucha en el video, que también cuenta con observaciones de Marta Ferreyra, Secretaria de Equidad de Género del Centro Interdisciplinario de Estudios de Género (CIEG); Lucía Raphael, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, y Mónica González, abogada general de la UNAM.

Acoso en las universidades

De acuerdo con el reportaje, del 19 de agosto al 31 de diciembre de 2016 el Subsistema Jurídico de la UNAM recibió 113 quejas, de las cuales 96.5% fueron presentadas por mujeres identificando al 97.9% de los presuntos agresores como hombres.

Y no sólo es grave que este tipo de actos misóginos se sigan perpetuando en las universidades, sino la poca o nula respuesta que hay por parte de las autoridades para tomar cartas en el asunto y ejercer acciones legales.

«Piénsalo muy bien, si tú quieres el cambio de tutor te lo hacemos, pero respecto a la denuncia piénsalo, porque tú te puedes meter en una dificultad», cuenta Teresa Martínez sobre la respuesta que obtuvo al denunciar a su tutor de tesis por acoso.

Falta de apoyo

Esa falta de apoyo fue con la que también se encontró Ximena Galicia, estudiante de Ciencias Políticas de la Universidad Iberoamericana, cuando en 2015 denunció haber sido víctima de hostigamiento por parte Moisés Ortíz, profesor adjunto con quien realizaba su servicio de becaria. “Levanté la denuncia dentro de la Universidad… Pasaron semanas, hasta que se cruzó semana santa; pasó otra semana más y me dieron la resolución del Procurador: no se pudo comprobar nada –aún cuando mandé la conversación de Moisés amenazándome con mis calificaciones-. La conclusión de la resolución fue que existía un acercamiento no consensuado y que me pedirían una disculpa«, explica en un artículo publicado en su blog.

¿Cómo hacer frente a esta situación?

Actualmente existen organizaciones que luchan por espacios libres de violencias machistas, como la Red No Están Solas o la plataforma He For She de ONU Mujeres, pero el cambio también comienza por nosotras mismas y nuestra habilidad de cuestionar a las autoridades.

Pregunta en tu Universidad si actualmente cuentan con algún protocolo de acción ante denuncias de abuso sexual y exígelo; organiza una campaña para crear conciencia al respecto y ayuda a darle visibilidad al tema.

Si has vivido abuso u hostigamiento por parte de algún alumno, profesor o trabajador de tu campus, ¡denúncialo! En la medida en la que hablemos al respecto lograremos ejercer presión y generar espacios más seguros en los que ya no tengamos que sentir miedo por el simple hecho de ser mujeres.

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