Qué pavor ser irresponsable en 2016. Qué pánico equivocarte un día, que alguien te grabe y que ese error te persiga en forma de insultos y spam en las redes sociales, además de las miradas desaprobatorias en la escuela o tu lugar de trabajo.
En el último año el tema de los “Lords” y las “Ladies” en México ha crecido de manera exponencial, a tal punto que hoy nadie está a salvo. Y aunque en ocasiones este tipo de grabaciones infraganti resultan favorecedoras para ejercer justicia –como en el caso de #LordAudi y otras personas que infringen la ley– en otras, las «denuncias ciudadanas» cruzan la línea del morbo y llegan a la explotación de la privacidad de las personas. Tal es el caso del video de #LadyCoralina que en días recientes ha rolado por infinitos grupos de Whatsapp y páginas de Facebook.
Al parecer, a mucha gente le parece ofensivo que una chica que no conocen le sea infiel a su prometido, que no conocen, con un tipo al que tampoco conocen, en un lugar y momento en el que ni siquiera estuvieron presentes… Y entonces un problema que debería solucionarse entre dos personas se vuelve del dominio público.
Seamos realistas, todos tenemos anécdotas de las que no estamos orgullosos: borracheras que se salieron de control, momentos de despotismo desmedido, calenturas exhibicionistas o traiciones hacia las personas que más queremos. La única diferencia es que no fuimos blancos de una persona con complejo –mitad de documentalista/mitad de Dios castigador– que decidió que todo mundo debía de enterarse.
Al menos sé que yo las he tenido y personas que conozco también, por lo que me di a la tarea de recopilar anécdotas de esas #Ladies y #Lords que muchos pudimos haber sido, pero afortunadamente nadie evidenció.
#LadyTubo, 28 años
Una vez en una discoteca, una chica rusa –que hasta la fecha no sé si era modelo, escort o esposa comprada por internet– me convenció de subirme a bailar a un tubo que estaba en medio de la pista de baile. Sí, ya sé lo que están pensando, y no, no estaba en un tabledance, simplemente era un antro que tenía un tubo. El caso es que después de agarrar valor con algunos tragos me trepé a la plataforma para demostrar mis mejores pasos. Giré, subí, bajé y me contoneé como si no hubiera un mañana mientras todos me miraban. Aunque hoy es una anécdota que me parece tonta y divertida, si mi familia o amigos se hubiesen enterado por culpa de un video seguramente me habría traumado.
#LadyManosInquietas, 27 años
Una vez, saliendo del antro, mi exnovia y yo nos pusimos intrépidas y fajamos bien intenso en mi coche, a dos cuadras de su casa. Otra vez, mientras manejaba, le iba metiendo mano por encima de la ropa. Fue algo irresponsable, pero no me daría miedo admitirlo en público. Un video de eso, sin embargo, me haría sentir ofendida y triste.
#LadyEmpanadas, 21 años
Una vez en una borrachera fui con una amiga por unas empanadas. En mi mal viaje etílico –y después de haber hecho que el Uber se parara tres veces para que yo vomitara en la calle antes de llegar– comencé a cuestionar y ofender a toda persona que se acercaba al puesto de empanadas. Obviamente llamé la atención de la gente, lo que logró que me volviera aún más paranoica. Para no hacer largo el cuento, terminé azotando contra el piso una bolsa llena de empanadas y discutiendo con mi amiga a gritos porque, según yo, no me estaba apoyando. Si alguien me hubiera grabado en mi transformación diabólica hoy estaría vetada de las empanadas para siempre.
#LordMonte, 24 años
Hace poco menos de un año había poco dinero y mucha calentura. Mi novio y yo nos dejamos llevar y terminamos en la parte trasera del coche teniendo relaciones, muy cerquita de mi casa. Quién iba a decir que, en medio del «monte», la policía se acercaría con los faros del coche apagados y nos sacarían del coche semi desnudos, listos para la prisión. No hubo mordida, ni discriminación. Un policía se apiadó de nosotros diciendo: «se ve que se quieren mucho, pero no chinguen».
#LadyBicicleta, 24 años
Una noche se me ocurrió que era buena idea irme en bicicleta a echar la fiesta. Primero fui al cumpleaños de una amiga y después a seguirla en un antro, pero al llegar algo falló en mis cálculos y me caí de la bicicleta en la mera puerta… frente a TODOS. Me levanté, amarré la bici al primer poste que encontré y, por si la caída no hubiera sido suficiente, con todo y la rodilla sangrando grité «No pasó nada pendejoooos» y besé a una chava que tenía enfrente (que, por supuesto, no conocía ni venía conmigo). Obviamente en ese momento todo el bar estalló de locura con mi numerito, entre gente muerta de la risa, choques de cerveza y varios «¡salud!» a mi alrededor.
#LadyMalaPaga, 29 años
Una vez en un antro, ya muy borracha, me puse a gritarle al mesero porque pensé que me había cobrado de más. Me paré sobre las sillas y lo amenacé hasta que llegó el de seguridad a sacarme. Al día siguiente en la cruda, cuando revisé el ticket de la cuenta y el voucher de mi tarjeta, me di cuenta de que la que se había confundido había sido yo. Cabe aclarar que estaba atravesando por un pésimo momento personal y, por supuesto, nunca regresé a ese antro.
¿Tienes alguna anécdota que quieras compartir? Déjala en la sección de comentarios. #TodasSomosLadies