Pan de muerto, mukbil pollo, calaveritas y altares: así celebramos la muerte en México

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El Día de muertos en México siempre es una fecha llena de color, deliciosa comida y mucho mucho misterio. Tal vez no existe una sola palabra para definir esta celebración, pero creo que a todxs nos provoca un poco de asombro e intriga, una cosquillita ahí entre el miedo, la melancolía y el misticismo, por tratarse de una festividad que gira alrededor de un tema enigmático que a todos nos toca: la muerte.

¿Cómo celebramos la muerte en México?

En estas fechas celebramos a los espíritus (o intentamos mantener contentos para que no nos jalen los pies en la noche) con comida, dulces, rezos, altares, papel picado y muchos otros detalles. Según la región en la que nos encontremos, hay ciertos elementos que varían en cómo celebramos la muerte en México, y cada vez se van sumando más elementos a tan mágica tradición.

Tipos de altares

No sé si a ti te ha tocado escuchar que tu tía y abuelita se pelean porque una dice que el altar de Día de muertos es de tres niveles y la otra dice que de siete. La verdad es que ambas son correctas.

De hecho existen tres tipos de altares tradicionales: los de dos, tres y siete niveles, según cada región.

Los de dos niveles representan la división del cielo y la tierra y son comunes en el sureste mexicano. El de tres niveles nos habla del infierno, la tierra y el cielo (en orden ascendente). El de siete niveles, común en la tradición católica, representa los siete niveles que deben pasar las almas para llegar al cielo, al purgatorio, a la tierra o bien al infierno.

En Oaxaca y sus regiones cercanas, se acostumbra a poner un arco hecho con flores, que simboliza el portal que conecta al mundo de los muertos, la puerta por la que pasarán para convivir esos días con nosotros y por el que después regresarán a la dimensión espiritual.

Día de muertos
Foto. iStock

Algunas tradiciones

Para las etnias huastecas, celebrar a los muertos es también festejar la vida. Por eso se acostumbraba renovar la pintura de las casas para estas fechas, como el cierre e inicio de un nuevo ciclo para toda la familia.

En Tabasco, noviembre es un tiempo de oración, rezos de rosarios y de interminables charlas con los familiares sobre los fallecidos, porque es importante hacerles notar que se les recuerda. Se acostumbra a tomar el guarapo, bebida a base de maíz tostado y quebrado, panela molida y agua, que se deja fermentar durante nueve días previos a la celebración.

Hanal Pixán

En Yucatán, Campeche y Quintana Roo se celebra el Hanal Pixán, que en lengua maya significa «comida de las ánimas».

Además del altar y los rezos, se tiene la costumbre de comer «mukbil pollo»  o «pibes», guiso en forma de tamal, a veces redondo o cuadrado, envuelto en hojas de plátano que se entierra y cocina a la leña.

En maya muk significa enterrar o sepultar y bil significa retorcido, la conjunción significa algo así como «hay que enterrarlo porque se retorció» (sí, es un simbolismo del muertito). El «pib» se entierra en el patio de la casa y luego se come…

Las calaveritas

En el centro del país se acostumbra hacer litografías sobre la famosa Catrina y su banda de ánimas, también llamadas «calaveritas». Esos versos se caracterizan por ser siempre ingeniosos, para invitar a la muerte a beber y a danzar con los vivos y así reírnos un rato todos juntos.

No sobra mencionar la bella costumbre de visitar el cementerio para llevar flores, mariachis y veladoras a los difuntos, comer pan de muerto acompañado de un chocolate caliente mientras los tíos y tías, abuelas y abuelos nos cuentan historias que parecen no tener explicación, pero que sólo en estas fechas toman sentido bajo el marco de la separación entre lo vivo y lo muerto, que durante algunos días se unen para beber, comer, bailar y celebrar.

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