De chicos y maquillaje a empoderamiento femenino: la importancia de cambiar el mensaje

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Lo admito, en mi adolescencia era MUY fan de revistas en las que podía hacer todos los tests que me dijeran si era «compatible con mi galán» o leer todos los “trágame tierra” de niñas de mi edad. También gastaba todo mi dinero yendo a los puestos de revistas a comprar Teen Beat, para ver fotos de Hanson o Devon Sawa (en su época de Casper, obvio).

Pocas veces me puse a pensar en qué promovían esas revistas, sus imágenes y titulares y, honestamente, no me acuerdo de nada más que de la cara de Devon y de toda la letra de “Mmmbop”, pero eso no significa que toda esta parafernalia mediática no haya causado estragos en mí.

Hace unas semanas la divertida Amy Schumer compartió en Instagram una foto que solo con verla dan ganas de retorcerse del coraje. La imagen compara dos portadas de revistas: Girl’s Life y Boy’s Life. La primera, una revista cuyo mercado meta son niñas de 10 a 15 años, portaba titulares como “¡Despiértate bonita!”, “Mi primer beso” o cómo robarle los secretos de estilo a la starlett de la portada. La segunda –orientada a los niños– tenía en letra gigante el titular “Explora tu futuro” con imágenes de un microscopio, un avión, una computadora y demás bártulos pertinentes a diferentes profesiones. Amy subtituló la foto con un simple “NO”. Después de ella, celebridades como Blake Lively y Katie Holmes secundaron a la comediante con el afán de ponerle un alto a esta enorme disparidad de mensajes mediáticos dirigidos a las niñas (¡y mujeres!) de todas las edades.

La imagen de Amy salió unas semanas después de que una mamá escribiera una carta abierta denunciando a esta revista, y a todas esas que fomentan únicamente mensajes superficiales en las niñas. En su carta, Shoshana Keats-Jaskoll invita a las editoras y escritoras de esta revista a cambiar la conversación que objetiviza a las mujeres desde la infancia. Y es que no está mal que a las niñas les guste saberse peinar, las pinturas de labios o el color rosa; la cuestión es que a las niñas generalmente no se les invita a explorar su futuro o pensar en las infinitas posibilidades que tienen al crecer. Las niñas –antes o después de pintarse las uñas– pueden pensar, decidir, crear, investigar y también cuestionarse qué es lo que quieren alcanzar o conseguir dentro de sus propias vidas.

Foto. Facebook Shoshanna Keats-Jaskoll
Foto. Facebook Shoshanna Keats-Jaskoll

Sin embargo, encontré lo que puede ser la luz al final de este misógino túnel: primero que nada, mi sobrina de catorce años me dijo que sus amigas antes de leer ese tipo de revistas leen series de libros tipo Harry Potter o libros de misterios a la Agatha Christie. Bueno, también me dijo que ven Rebelde en Netflix, pero decidí elegir mis batallas.

Además me topé con una campaña en la que siguiendo con la temática de Barbie y sus miles de profesiones (veterinaria/empresaria/maestra, etc) y con el eslogan “Puedes ser lo que sea”, Mattel promueve la diversidad e infinidad de carreras a las que pueden aspirar las niñas.

Obviamente queda mucho por hacer en esta labor de fomentar un mensaje de equidad para las niñas y niños. Sin embargo, cada vez existen más medios en donde las mujeres toman un papel principal y pueden influenciar a las generaciones siguientes a ser mujeres fuertes y creativas; a decidir si quieren ser mamás, profesionistas, o las dos cosas. El sueño es formar niñas que se conviertan en mujeres que si quieren pintarse lo hagan y si no, no. Que si son buenas en ciencias, ¡sepan que pueden ser científicas! Que pueden ser artistas, diseñadoras de ropa, escritoras, entrenadoras, pilotos, etc. Y que sepan también que es posible, después de diecisiete años, ver a Hanson tocar en vivo… y emocionarse.

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