Cómo obsesionarse con organizar una boda no tradicional

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Se me está complicando encontrar el “look” de mi boda. No solo el vestido (otro día hablamos del vestido) sino la decoración y la “vibra”. Creo que es porque siempre he tenido un interés en no ser como las demás. Incluso en la adolescencia, cuando la mayoría de las personas quieren pasar desapercibidas, a mí me gustaba ser la que hacía cosas raras con su lipstick y no tenía la misma ropa que todas.

Con el tiempo y el feminismo aprendí que eso de “no ser como las otras niñas” puede rayar en lo misógino (¿qué tienen de malo las otras niñas?) y que tomar decisiones con base en lo que hace todo el mundo, aunque sea para ir del lado contrario, es muy cansado y no tan satisfactorio como simplemente hacer lo que quieras. Sigo creyendo todo esto, pero también creo que todas las ideas de Pinterest para bodas en jardín se ven muy genéricas.

Cuando no sabes qué quieres y te obsesiona ser original, entonces se puede apelar a lo opuesto… Lo que nunca, pero ni muerta, querrías.

Algunas cosas que fueron vetadas de nuestra boda:

  1. Una ceremonia religiosa, porque ni E ni yo somos religiosos y además estamos muy en contra de ciertas prácticas de la Iglesia católica.
  2. Un vestido blanco de pastel, porque nada más no es «yo». Eso sí, estoy en la búsqueda del vestido vintage perfecto.
  3. El «primer baile». No me molesta nada ser el centro de atención y aún así la idea de bailar mientras cien personas me observan fijamente hace que me den pesadillas. Ah, y tampoco hay baile con mi papá porque él y yo tenemos una relación complicada.
  4. Cuando voy a bodas, convenientemente me dan ganas de ir al baño en el momento del ramo (¡no me gusta que me empujen!) así que: NOPE.
  5. Soy del club de las que prefieren no ser damas, así que tampoco tendré damas.
  6. Las decoraciones hechas con florecitas blancas y cordoncitos cafés, ¿ya saben cuales? Me parecen muy de hace 5 años, perdón.
  7. La larguísima lista de invitadxs llena de amigxs de los papás: la buena noticia de pagar todo es que puedes elegir a las personas más cercanas para acompañarte. Claro, hay algunas que quedarán fuera, pero estamos felices con nuestra lista.

En busca de consejos para “novias cool que no siguen lo establecido”, me suscribí a la newsletter de Offbeat Bride, para encontrarme con que la mayoría de su contenido es sobre bodas más o menos tradicionales, pero con algún giro: una recepción enorme pero con detalles de Harry Potter o un vestido de pastel pero color morado en lugar de blanco. O con dos novias en lugar de un novio y una novia. Me empecé a sentir como en secundaria, como la persona única y especial que nadie comprende porque tiene ideas tan diferentes.

Entonces me cayó el veinte: estoy haciendo algo muy tradicional

El matrimonio lleva milenios existiendo y las bodas tal y como las conocemos ahora, como 100 años. No voy a inventar el hilo negro porque es imposible, las bodas se tratan de que dos personas decidan, tal vez de forma ingenua, unir sus vidas más o menos para siempre, rodeadas de sus seres queridos con ropa que no se pondrían un sábado normal.

Por supuesto que hay maneras de hacer que la ceremonia y la fiesta sea personalizada, pero mi ideal de una boda que a la vez rompa todos los cánones y sea obviamente una boda y no una fiesta rara, es imposible. Soy una mujer heterosexual de clase media que se casa con un hombre heterosexual de clase media. La gente de nuestra demografía se casa, no es nada rebelde ni poco común. Soy una persona más del montón y tengo que aceptar eso.

Y claro, está el feminismo. Jamás he cuestionado que mis amigas feministas se casen, pero resulta que tengo unos altos estándares para mí misma: ¿será que estoy defraudando todos mis ideales? Quiero pensar que no, pero no hay nada que pueda incluir en la ceremonia para probárselo a todo el mundo. ¿Sería preciso gritar en plena firma del registro civil: «me caso, pero esto no es opresión, sino solo una convención social que respalda un amor de pareja igualitaria»?… No. (De hecho, la razón por la que me caso es menos romántica aún, pueden leerla aquí).

Mis ideales son míos y los vivo día a día, como día a día tengo que adaptarme a vivir en un mundo machista y capitalista, aunque no sean sistemas en los que creo.

Después de todo esto, siguen sin gustarme las ideas que veo en internet, pero me siento un poco menos presionada. No es necesario que en una fiesta, un día, muestre toda mi personalidad y mi ambivalencia a las instituciones, puedo solo organizar una boda y para todo lo demás tengo el resto de mi vida.

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