El espéculo o “pato” ginecológico está por recibir un makeover… esta vez hecho por personas con vaginas

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espéculo

Si has ido a una revisión ginecológica, sabrás que la peor parte una vez que colocas las piernas en esa cama extraña es –chan, chaaan– cuando te muestran el espéculo o “pato”. Ese artefacto que —aunque viene en varios tamaños según tu anatomía vaginal— suele ser un intruso molesto en el cuerpo, un mal necesario para saber que todo anda bien por ahí, o, si anda mal, cómo ponerle solución.

Resulta que este amigo non grato fue diseñado por J. Marion Sims, conocido como el «padre de la ginecología». Desde aquí nos preguntamos si habrá podido comprobar el dolor de uno de esos “patos”, lo más probables es que no y preferimos dejar la duda ahí.

La noticia es que ahora, cuatro diseñadoras en San Francisco están elaborando un rediseño del famoso espéculo, uno, por supuesto, más amigable con la anatomía femenina.

Él es J. Marion Sims, pone cara a tu dolor.

Sahana Kumar, Hailey Stewart, Rachel Hobart y Fran Wang trabajan juntas en este proyecto tan necesario. Luego de experimentar un tremendo sentimiento de ansiedad combinado con dolor en sus revisiones ginecológicas, a las dos primeras se les ocurrió que no es necesario sufrir si los instrumentos son más cómodos y amables.

Lo primero fue investigar si más mujeres sentían terror en cada revisión. Spoliler alert, obviamente no fueron las únicas. Casualmente, la mayor ansiedad de las visitas al ginecólogx apuntaba al momento en el que el espéculo hacía su aparición.

Kumar y Stewart trabajan juntas en la compañía Frog Design, y decidieron unirse a sus amigas ingenieras Hobart y Wang. Las cuatro se dispusieron a crear “Yona”, un nuevo espéculo que fuera igual de eficaz que aquel que se ha usado por siglos, pero no tan invasivo.

Una historia escrita sin protagonista

El llamado espéculo existe desde la antigua civilización griega y romana; se usaba para inspeccionar cualquier cavidad del cuerpo (ojos, nariz, oído, ano y vagina). Sin embargo, fue J. Marion Sims quien hizo el diseño actual del popular “pato” en el siglo XIX.

Este consiste en una especie de cilindro hueco –de plástico o metal– con un extremo redondeado que se divide en dos partes articuladas, algo así como el pico de un pato. El espéculo se inserta en la vagina para dilatarla y examinarla, así como al cuello uterino. Esto se dice fácil, pero sentirlo…

Además, según cuentan las chicas de Frog Design, Sims es un personaje por demás polémico, ya que realizó los procedimientos ginecológicos del espéculo en mujeres negras esclavizadas sin anestesia y sin su consentimiento. Todo mal.

Hacia 2001, otro intento de rediseño para el espéculo salió al mercado. Se llama Veda-scope y consiste en un cilindro que infla la vagina con aire filtrado, lo cual resulta menos invasivo con las paredes vaginales y permite ver perfectamente el interior. Sin embargo, ha sido poco popular y más costoso que su antecesor. ¿Sabe quién lo inventó? Un hombre llamado Clemens van der Weegen.

Ahora ellas ponen el diseño

Tal vez parecía muy lógico pensar que un instrumento médico que es usado en el cuerpo de la mujer —principalmente— debía haber sido inventado o aprobado por ellas. Este no fue el caso del “pato”, pero la historia está cambiando.

El equipo de Yona ideó un rediseño del espéculo, el cual ahora está cubierto de silicona quirúrgica y, en lugar de un dispositivo con dos picos, tiene tres hojas que se abrirían suavemente, sin provocar ese sonido que rechina y nos pone los nervios de punta.

Foto. Frog Design. Así luce el nuevo diseño del espéculo, «yona».

El nuevo diseño aún está en prototipo, pero ha recibido buenas críticas. Uno de ellos, cita el sitio The Lily, viene de Lisa Jongewaard, principal clínica de planeación familiar en San Francisco. Entre los beneficios señaló que es mucho más amigable con las pacientes y, a la vez, es más cómodo para lxs ginecólogxs, que muchas veces suelen pellizcar los labios vaginales y, con el Yona, esto no sucede.

En 2014, el American College of Physicians llegó a dejar de recomendar los exámenes pélvicos por los «daños, el miedo, la ansiedad, la vergüenza, el dolor y la incomodidad» que provocan en las pacientes. Al mismo tiempo, este estrés se pasaba a los médicxs, porque «cuanto más cómoda está una paciente, el experto más rápido puede hacer su trabajo, y puede atender a más pacientes… y habrá más dinero», explicó Stewart al sitio Wired, una mujer que ve en Yona otra opción, una donde puede haber un ganar-ganar para todxs.

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