El test Bechdel-Wallace o cómo saber si una película promueve la brecha de género

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En años recientes hemos visto un resurgimiento de los roles femeninos en la pantalla grande y algunas series de televisión. De pronto comenzamos a ver más mujeres protagonistas en roles de poder y tomando la voz en temas y situaciones en los que antes ni por equivocación nos hubiésemos imaginado verlas. Daenerys Targaryen en busca del trono de hierro, Rey en el Despertar de la fuerza ayudando a recuperar los planos para encontrar a Luke Skywalker y ahora la Mujer Maravilla en su propia película (es la primer superheroína femenina en tener su propio filme) son quizá los ejemplos más mediáticos. Pero, ¿qué tan honesto es este nuevo interés por el rol de las mujeres en la sociedad? Al menos dentro de la industria de Hollywood y los grandes productores de entretenimiento.

En 1985, la historietista Alison Bechdel en la tira cómica titulada «The Rule» del cómic Dykes to Watch Out For (traducido al español como Unas lesbianas de cuidado) aparecen dos mujeres en la que una invita al cine a la otra y ésta le contesta que para ver una película tiene que reunir tres requisitos básicos:

  1. Tiene que haber por lo menos dos mujeres en ella.
  2. Que compartan escena y hablen entre sí.
  3. La conversación no puede ser sobre hombres.

La historia cierra con una broma en la que una de las protagonistas menciona Alien como la última película que vio que reunía los requerimientos, ya que había dos mujeres hablando de un monstruo. Desde entonces este test atribuido a Liz Wallace (amiga de la autora), y por tanto bautizado como “Test de de Bechdel-Wallace”, ha tomado fuerza y dividido opiniones. Por un lado están los que argumentan su carencia de valor científico al tratarse de un análisis muy superficial y cuantitativo, y por el otro están los que lo defienden y ponen de manifiesto la carencia de personajes femeninos auténticos en la pantalla. Esta prueba ha tomado tal relevancia que en países como Estocolmo y Suecia es un referente par a saber si un filme promueve desigualdades de género.

Lo cierto es que en toda la historia del cine hay muy pocos que lo pasan y al aplicarlo a la inversa, es decir a los hombres, no hay película que no lo pase. Pensemos en películas icónicas como La Guerra de la Galaxias, el Señor de los Anillos o Harry Potter ninguna pasa el test. Si llegamos a ver personajes femeninos suelen ser en un rol masculinizado o desarrollando su historia en consecuencia o alrededor de un hombre. En la pasada edición del festival de Cannes la actriz Jessica Chastain hizo declaraciones al respecto que hicieron mucho ruido. En ellas habló de la imagen estereotipada de la mujer que reacciona a las acciones de los hombres que hay a su alrededor sin un punto de vista propio, y de la importancia de tener más mujeres tras la cámaras que puedan retratar de un forma más fiel los personajes femeninos.

Tan sólo si analizamos la películas nominadas en la pasada edición del Oscar, la única que pasa la prueba es Figuras ocultas. Esta historia se centra en la vida de tres mujeres que trabajan para la NASA haciendo cálculos matemáticos para llevar al hombre a la luna en una división segregada a pesar de la importancia de su trabajo. La llegada apenas si la pasa sólo por algunos diálogos que se sostienen de madre a hija.

Da gusto ver en pantalla cada vez más personajes como Diana Prince o Hermione Granger. Sin embargo, aún falta mucho camino por recorrer en cuanto al modo en el que somos representadas y en cómo asumimos y cuestionamos esos roles.

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