Qué es el lenguaje incluyente y por qué es tan polémico

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Hace unas semanas, escribiendo una reseña de un libro escrito por una mujer, usé la palabra «autora» y el procesador de textos que estaba usando (Google Docs) la subrayó en rojo. Estoy acostumbrada a que su corrector ortográfico se niegue a reconocer términos muy comunes y siempre me saca una sonrisa ver qué me sugiere usar en su lugar. Esta vez la sugerencia fue «autor». Lo compartí en Twitter, un poco  haciendo una denuncia, pero sobre todo burlándome de mí misma y de la idea de que las feministas vemos problemas en todos lados. Lo que sucedió después fue un nivel de intensidad, odio y comentarios de extraños que no había recibido al escribir sobre temas según yo más polémicos, como el aborto, el #Gamergate o los feminicidios.

Desde entonces he estado pensando más en la idea de un lenguaje incluyente, menos sexista, lo que eso significa y por qué el proponer su uso suele causar una respuesta virulenta tanto por parte de machitos de internet como por académicos de la lengua como Arturo Pérez-Reverte (jaja, broma, Pérez Reverte es un machito de internet.)

¿Qué es el lenguaje incluyente?

No es que exista una definición de diccionario, pero yo diría que se trata de un lenguaje que niega la idea del masculino como universal buscando que las palabras reflejen la diversidad de las audiencias. Esto se puede hacer de distintas maneras, que voy a dividir en tres de una forma un poco arbitraria:

El lenguaje no sexista institucional

Organizaciones de la sociedad civil e instancias gubernamentales dedicadas a la igualdad de género han comenzado a publicar guías para este tipo de lenguaje, las cuales suelen centrarse en que es importante nombrar a las mujeres cuando se habla a un público hipotético. De ahí surgen expresiones como «las y los ciudadanos», por ejemplo. Aquí el problema podría ser que sigue siendo una postura heteronormativa, que se olvida de la diversidad de género.

El lenguaje incluyente y activista

Entre ciertos grupos feministas y LGBT se considera importante neutralizar los pronombres cuando la comunicación se dirige a un grupo variado. En inglés, esto se puede lograr usando el «singular they«, pero en español es un poco más complicado. Una opción es usar las letras «x» o «e» (elles, ellxs) y otra simplemente usar solo pronombres femeninos.

Estos estilos sí toman en cuenta a personas que no se consideran hombres o mujeres y su propósito no es pasar desapercibidos, sino llamar la atención hacia grupos que suelen ser excluidos de las conversaciones y espacios públicos. Como me dijo una mujer que utiliza estas estrategias: «No uso lenguaje incluyente para ser políticamente correcta. Cambio el lenguaje porque puedo, porque para eso es, porque aunque desde sus inicios haya sido machista, no es estático y nunca lo ha sido. Porque quiero verme y vernos representadas cuando escribimos y cuando hablamos y cuando decidimos usar la forma en femenino de cualquier palabra para apropiarla aún más».

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Las alternativas 

También están quienes no pretenden distraer al lector con fórmulas obviamente políticas, pero sí quieren buscar alternativas a las formas tradicionales en las que el masculino se escribe «por defecto». Acá entran formas como «las personas que…», «la gente…», «la humanidad» en lugar de «el hombre», etc.

Es posible que el lector no note estas elecciones, pero son deliberadas y pueden incluso resolver problemas legales. Por ejemplo, una editora me contó que al usar la frase «persona autora» se evita tener un contrato para hombres y otro para mujeres, además de que previene que en un futuro pudiera trabajar con personas que no se identifiquen con pronombres masculinos ni femeninos.

Al ver que tanta gente se molestó conmigo por llamar la atención sobre el sexismo del algoritmo de Google, comencé a experimentar con la «x» en los pronombres. También me fijé de que cuando escribo aquí en Malvestida a menudo me dirijo a un lector y lo cambié por una lectora.

Este segundo cambio tal vez nadie lo notó, pero el primero se llevó algunos cuestionamientos en Twitter, casi todos invitándome a escribir «bien», como si en las redes sociales reinaran la corrección ortográfica y gramatical.

Una nueva forma de reflejar el mundo

Claro que es válido no usar o incluso no considerar necesario el lenguaje incluyente, pero por lo general quienes se ofenden hasta el punto de insultar o amenazar a desconocidas no tienen argumentos más allá de «así son las cosas» o «así se escribe» (traducción: «soy sexista y homofóbico».)

Yo no creo llevar mis equis y es más allá de las redes sociales o de espacios de activismo, pero he encontrado nuevas formas de de reflejar mi mundo y mis valores con las palabras, que al fin y al cabo es una de las cosas que más me gusta de escribir.

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